FORMAS DE LEGITIMACIÓN DEL PODER

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Toda cultura se genera por un proceso de objetivación y reificación de las experiencias de una colectividad. Dichos productos constituyen la materia prima con la que se encuentran los nuevos individuos y aprenden a socializarse en el mundo que ellos crean. Para conseguir una situación estable toda sociedad debe encontrar razones para seguir creyendo en las ideas que posee, seguir actuando como lo hace y continuar con las tradiciones heredadas. A eso lo llamaron Berger y Luckmann legitimación.
La legitimación de las costumbres y usos suele hacerse de forma espontánea e inconsciente: nadie las pone en duda. Sin embargo el poder del Estado, dado su evidente carácter artificial, siempre ha requerido de una justificación que numerosos pensadores, a lo largo de la historia, han afrontado con diversa orientación y desigual éxito.
ACTIVIDAD. 
  • Lee el texto siguiente de Max Weber en “La política como profesión” y responde: 


1. Resume brevemente los tres tipos de legitimación del poder, e indica en qué se
basan.
2. Enumera los ejemplos que el autor proporciona para cada una de las tres formas
de legitimación y añade tú otros.
3.¿Qué ventajas e inconvenientes plantean los tres modos de justificación del
poder? 
4. ¿Cuál te parece más adecuado y mejor para nuestro tiempo, y para nuestra manera de concebir las relaciones entre el individuo y la colectividad?.

La política como profesión (M. Weber) 
“En principio hay tres tipos de justificación interna, es decir, de fundamentos de legitimidad de una autoridad... En primer lugar, la autoridad del “eterno ayer”, de la costumbre consagrada por su inmemorial validez y por la actitud habitual de respetarla: es la dominación “tradicional”, como la ejercían el patriarca y el príncipe patrimonial de viejo cuño. En segundo lugar, la autoridad de la gracia (carisma) personal y extraordinaria, la entrega enteramente personal y la confianza personal en las revelaciones, en el heroísmo o en otras cualidades de liderazgo de un individuo: dominación “carismática”, como la que ejercen el profeta o –en el terreno de lo político- el jefe guerrero elegido o el gobernante plebiscitario, el gran demagogo o los dirigentes de los partidos políticos. Por último, la dominación en virtud de la “legalidad”, en virtud de la confianza en la validez de los preceptos legales y de la “competencia” objetiva fundada en reglas elaboradas racionalmente, es decir, en virtud de la actitud de obediencia en el cumplimiento de obligaciones legales: una dominación como la que ejercen el moderno “servidor del Estado” y todos aquellos titulares del poder, que, en este sentido, se le asemejan”.


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